Me cansé de confiar en las personas, me hice propensa a un escudo de fuerza contra la confianza. Estoy harta de creer que siguen existiendo personas que quiero y que nunca se irán. Después la misma historia, La novedad es mejor plato que el mismo pan de siempre. No pienso recordar nada, ni revivir todo. Aprendí que quien se va sin ser echado vuelve sin ser llamado. Otra cosa es que yo cierre la puerta cuando vuelva.
Me di cuenta que doy mucho por aquellos que acaban fallando me. Sabéis que?
Gracias por CADA puta da, por cada patada en la espalda. Porque al menos conseguí no emblandecer mi cabeza. Aunque siga habiendo personas que me decepcionen. Ya no es dolor lo que siento simplemente rutina de un mismo roce, la misma postilla.
Ahora sé que nada es eterno, y que lo intocable y perfecto se vuelve frió y tenebroso.
PD: No juzgar, ni confiar en nadie. Las personas no se quedan, solo sus recuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario