miércoles, 22 de julio de 2015

El Árbol de la vida

Vuelta a tu vida te das cuenta
de que la vida no te pertenece
de que todo pasa muy rápido
la brisa, el chaparrón, la nieve.
Todos tenemos estaciones por las que pasar
en unas lloramos más
y en otras nos toca florecer.
A veces pienso si es real esta compañía
si los que están no te olvidan
si es verdad el apoyo
o si eres tú la única que aguanta.

En nuestro otoño aprendemos a que las hojas se caen
pero el árbol crece.
Y nosotros crecemos desde las raíces.
Nuestro tronco áspero y arrugado se mantiene firme
porque tiene muchas ramas de sujetar
nidos de pájaros que cobijar
y hojas que acariciar.

¿Será verdad que todo lo que hacemos tiene un sutil motivo?
¿Que nada es intrínseco?

Hoy pienso como un árbol
Al que le hace falta llorar para nutrirse
El que necesita unas raíces firmes que le sujeten
Al que rodea un firme tronco que le estabiliza
Y el que sostiene una infinidad de ramas
El cual necesita sol, brillo, felicidad
Así me veo hoy, como un simple árbol
Un árbol con vida, que no es poco.