martes, 17 de diciembre de 2013

¿Contradicción?

Y yo me pregunto... ¿Qué es esto?
No entiendo nada, Hace poco tenía tan claro que había olvidado, que incluso me lo creí.
Es el peor sentimiento del mundo y a la vez el mejor.
Adoras y odias al mismo tiempo a una persona en momentos desiguales.
Pero hoy me pregunto yo... ¿Qué sentimiento hay? Si apenas le conozco
¿Somos las personas propensas a alimentar esta pasión para avivar la mente?
Quizás no estemos enamorados y solo buscamos una excusa para que nuestros pensamientos
no naden sin rumbo.
Somos tan incapaces de estar solos que inventamos esto sin ningún tipo de razón lógica.
Podemos llevarnos el día pensando en alguien que solo nos regaló dos momentos felices y en cambio
podemos llevarnos meses sin hablarle a personas que han estado siempre contigo de forma incondicional.
¿Estamos hechos para sentir? o mas bien somos expertos en crear sentimientos, sin olvidar esa forma masoquista en la que abrimos las puertas y se nos pierde la llave para cerrarla cuando duele.
No tenemos ni puta idea de la magnitud de esa palabra llamada A-M-O-R que a más de uno le cuesta tanto aceptar, otra divertida cuestión la cual jamás comprenderé. En la vida siempre te harán daño, y no por eso debes hacerlo tu a los que te regalan su cariño por el simple hecho de que temas.
A lo que iba.... Si cuando lo encontramos, nos da miedo y cuando lo buscamos es irreal...
¿Realmente surge al azar, o lo forzamos nosotros?
Yo creo que hoy sin motivo aparente, esta lluvia de preguntas me invadió y lo vi claro...
Vi claro la absurdidez de la situación, el como coño me he podido llevar tanto tiempo pensando en
alguien que no existe, recreando mil veces tres instantes y obviando los mil momentos que debería haber recreado más pero que yo misma anulé.
Lo peor es ser consciente de la realidad, y dejar que ella te torture de una manera casi esclavizada.
No nos puede gustar algo que jamás hemos probado
Imagina que en un camino te encuentras tres rosas, y lo demás son rocas puntiagudas, pendientes, trampas... De que sirve guardar esas rosas si tu cuerpo ni siquiera puede mantenerse en pie.
Somos así, hasta que tu mismo quieres dejar de serlo.
Porque somos nosotros quien asumimos el amor, pero muy pocas veces es el amor quien te asume a ti.