Parecía algo totalmente lejano... y ya ha llegado.
Es el momento de subir la cabeza, de observar detrás de aquella roca gigante que ancestros antepusieron.
ha llegado la hora de reclamar, de sentir cual estación selle el viento.
El instante donde el pájaro lucha con sus alas para permanecer en vuelo y no decaer.
Segundo a segundo, mi mente rechaza el botón de rebobinar, y se estanca en el de acelerar.
Mis sentidos hierven, y se congelan... Y mi forma de pensar ya no es la misma.
No analizo a las personas, analizo mi forma de analizar a las personas.
Me apasiona el mundo que no conozco, y me adentro en el como si fuese una superviviente que vaga solitaria.
Intento no agarrarme a nada, y fluyo como el río, sin desgastar ninguna roca.
La palabra pasa a ser mi mayor escudo, y las lágrimas son abandonadas en un desierto.
La persona que era antes, no está, Pero la que está ahora me hace más feliz.
Adoro las experiencias sin ni siquiera haberlas tocado, y sonrío antes que una buena noticia.
Sigo siendo yo, pero quizás prefiera dejar ciertas cosas atrás...
Cada rosa florece y creo que este es mi momento.
Me sobra sol, y abunda las ganas de crecer con un tallo bien grueso que dure, me gustaría
seguir necesitando algunas raíces, pero es inevitable despedirme de las innecesarias.
Puede que me falten algunas gotas de agua y sus correspondientes minerales, pero se unen a mi mediante
lluvias, viento y las absorbo con más ímpetu que nunca.
Creo que ahora es cuando empieza todo, y de mí depende acogerlo, o rechazarlo.