Ayer mi estancia en mi campo me hizo mucho pensar y remover cada idea que tenía.
Escuche una voz tímida, y algo aterrada que me hablaba en un tono muy bajito, Me repetía que debo guardar todos mis momentos que he vivido en un cajón, y guardar la llave en mi corazón. Esa voz me trasladó a momentos puntuales donde mi mente estaba fuera de mí, donde disfrutaba, lugares donde era feliz . También me hizo memorizar cada persona que pasó por mi vida, cada complicidad hallada eternamente en un simple abrazo. Lo que más me impactó fue que me dijo que los malos momentos no los olvidara, ni los arrugase como papel y quemase, me decía que esos malos momentos me hicieron fuerte y que en cierto modo tengo infinidad de cosas que agradecerle.
Me habló de que pase lo que pase mañana, tenemos que vivir un hoy y valorar cada paso que damos en nuestro inmenso camino, y hacer una fotografía a cada persona que nos acompaña en cualquier momento, pero no con una cámara de fotos, sino con nuestro alma. Otra de las cosas que me dijo fue que no debemos ser duros con nosotros mismos, ni exigentes porque eso no conlleva a ninguna satisfacción simplemente nos hace perder la cabeza y acabar des confiando hasta de uno mismo.
Esta vocecilla que no callaba me reflejo en poco tiempo lo que había sido mi vida y plantó en mi numerosas sonrisas todas desiguales, pero que cumplían su objetivo de llevarme a la felicidad instantáneamente.
Ayer mientras estaba alejada del mundo incluso yo misma viaje por todos lugares de mi interior que ni yo misma conocía, me di cuenta que es lo que quiero, y lo que deseo que este en mi vida, que es lo que me importa y lo que solo son tonterías. Me llevé una sorpresa mostrando en un espejo de la memoria cada luz y cada sombra que se había proyectado en mi vida en este corto periodo de tiempo, Y que quizás mi personalidad cambió y durante todo estos años he querido mostrarme con un caparazón, y una armadura anti balas y protectora de golpes.
A veces parecemos ser alguien que nos gustaría ser pero que nunca seremos.
Y otras simplemente nos engañamos interiormente para soñar que conseguimos esa meta.